Te voy a hablar de una mujer de la cuál se alegan muchas cosas. Dicen, que en algunos recuentos de la historia cristiana primitiva la llamaban «Photine», que significa: una que es iluminada (profundo conocimiento espiritual). Nosotros hemos escuchado de ella como «la mujer samaritana» o «la mujer del pozo».
No sabemos a ciencia cierta sobre su pasado, pues el único recuento que encontramos sobre ella es en el libro del Apostol Juan, capítulo 4 y el mismo no es del todo específico en cuanto a esos detalles. Entre las pocas cosas que se nos relata es que había tenido cinco maridos y que en ese momento tal vez tenía una relación consensual (versículos 1 al 18), un amante o vivía con algún pariente masculino (pues lo que le mencionó el Maestro fue lo siguiente : «Y el que tienes ahora NO es tu marido»(Juan 4, vers. 16-18). En casi todas las prédicas y enseñanzas que he escuchado le han asignado el adjetivo de promiscua, en otras «co-dependiente». Ésto debido a sus múltiples maridos. En otras palabras, por décadas: ¡ No han presentado a una mujer «de cierta reputación» !…..
Cuenta la historia bíblica que Jesús había estado ministrando en Judéa, pero de allí se trasladaría a Galilea (vers. 3). Aunque la ruta más cercana para llegar a esta ciudad lo era atravesando Samaria, los judíos evitaban a toda costa tener que pasar por esa región porque los samaritanos eran enemigos de los judíos, además eran considerados inmundos por estos últimos, debido a la mezcla de creencias y de sus múltiples rituales paganos. Todo judío que se enorgulleciera de serlo; y fuera practicante de los dogmas religiosos de la época, debía evitar a toda costa el asociarse; de alguna manera, con ellos para no contaminarse, porque esto los hacía impuros. De acuerdo al diccionario/concordancia de: La Biblia de Estudio Las Américas- versión año 2000, a las personas designadas ritualmente inmundas se les prohibía participar en ciertos aspectos de la sociedad y de la adoración ritual. (Ver termino «inmundo»).
Sin embargo, la Sagrada Escritura en Juan 4, hace incapié en que a Jesús «le era necesario pasar por Samaria» (versículo 4). Él sabía que lo que estaba pendiente sería una cita de destino. Así que decidió (como siempre lo hacía), ser obediente al Espiritu Santo, dejar de lado lo pre-dispuesto de su plan, el hambre, el cansancio, la sed, lo largo del camino, el asunto de «la contaminación » y el que dirán, para ir al encuentro de Photine, la mujer «de cierta reputacion». Y se encaminó por ese camino que muy pocos o ninguno de los Judios; incluyendo a sus discipulos, hubieran elegido transitar.
De más esta el decir que Él fue el primero en llegar a la cita divina. (Puesto que ÉL siempre es el primero que llega cuando de Redención, Salvación, Reconciliación y Restitución se trata). Esperó con calma bajo el iridiscente y candente sol del medio día en esa zona desértica. Esperó a esa mujer mancillada que probablemente pocos y pocas querían tener que frecuentar o el tener que intimar. Él sabía la relevancia de ese encuentro. No sólo era relevante, sino crucial. Era un encuentro de vida. Por tanto no dudo en sentarse a esperar todo lo necesario a la mujer «de cierta reputación», hasta que ésta salió a escena.
Photine prefería ir a buscar agua al pozo, a la hora más calurosa del día. No porque no tuviera otra cosa que hacer o porque fuera una demente másoquista , sino porque este era el momento en que el lugar estaría desolado. Era costumbre que las mujeres del pueblo fueran en busca de agua en las horas más frescas de la mañana. Normalmente iban acompañadas por otras personas de su mismo género para no exponerse a ser violadas, raptadas o maltratadas por cualquiler transeúnte o caravana. Además, era un buen momento para contarse los chismes (ups,….¿ Qué dije ?), corrijo…..»Las anécdotas » del día. Pero, eso no pasaba con Photine. Por lo que podemos deducir de la lectura: ella no era muy popular entre las personas de su pueblo.. No estaba rodeada de amigas. Tampoco tenía servidumbre (pues de lo contrario no tendría que hacer dicha tarea), o a quien mandar al pozo.
Con toda probabilidad huía de las miradas y se escondía de los comentarios mal intencionados. El haber tenido cinco maridos tendría que haber sido uno de los mayores escándalos de la comarca (la comidilla de todos los días), ya que el máximo permitido por ley (para toda mujer que se considerara decente), era tres matrimonios. Nuestra protagonista tenía dos de más. ….y como dice el relato: «el que tienes ahora no es tu marido»…..
En esa época, ser mujer era casi una tragedia. Se podría decir que a duras penas tenían derecho a existir. El padre poseía poder absoluto sobre ella(s). De no estar el padre presente en su vida, le correspondería la tutela a un hermano, tío o primo; pero siempre bajo el cuidado o vigilancia de un varón, ya que se consideraban a las féminas incapaces de manejar o hacerse cargo de sus propias vidas. Una vez casadas, eran tenidas como propiedad privada de los esposos; tal como lo eran los animales, la casa, las siembras, las pertenecias y la tierra. También se practicaba la poligamia. El varón casarse con más de una consorte, pero la dama no tenía; tan siquiera, el derecho a elegir a su compañero de vida y mucho menos su destino. Tampoco gozaban del derecho a ser educadas. Por el simple hecho de ser «hembra», se convertiría desde su nacimiento en un ser inferior. Peor aún si estabas sola, eso se traduciría en presa fácil de roer y sumamente vulnerable ante toda circunstancias.
El divorcio era la orden del día. Las féminas podían ser «descartadas» por cosas tan absurdas como el dejar quemar la comida. Si no cumplían con el deber de concebir y parir hijos (además de considerarse como un castigo del cielo), este trámite legal era inminente. No solo perdían a su esposo, sino el techo, el sustento y la seguridad de una vida futura estable y protegida. Recibían una doble afrenta. La sociedad machista de la época las consideraría inservible y sus congéneres femeninas les podrían mirar con desdén y burlas. Las más misericordiosas, con lástima.
No sabemos porque la mujer de la historia que nos ocupa tuvo diferentes esposos; pero con toda probabilidad, ésta pudo haber sido viuda y/o varias veces «decartada» como un objeto inservible. Lo único que conocemos (según la lectura), es que el hombre que menciona Jesús en este encuentro no era su esposo. No parecía tener algún tipo de responsabilidad con y por ella.
El no haber tenido hijos la hacia inadecuada para la sociedad y para la(s) famila(s) de su(s) esposos. Si enviudó varias veces, entonces la convertía en una persona maldita por la vida. El no tener un consorte la dejaba en un estado sumamente deplorable. Abandonada a su propia mala suerte. Abandonada al hecho de tener que conformarse con las migajas de afecto, techo y comida que alguno le quisiera bridar.
Para Photine ese día debió haber sido un día más. Uno de tantos, con pocas o ninguna esperanza de mejoría. Nada sería diferente. El mismo pueblo. La misma gente. Los mismos comentarios, uno tras otro, tras otro…….. Las mismas miradas al ella pasar mientras intentaba perderse entre la muchedumbre, como todos los mediodías. El mismo camino. la misma hora. El mismo pozo. La misma historia…….
Pero, ¿ Qué otra opción podría tener ? Las mujeres en el tiempo en el cual le tocó vivir, sencillamente ¡ No tenían opciones! Así que decidió salir de su villa (como pienso que siempre lo hacía), en tímido silencio. Sin pompa u orgullo. Bajando la vista y con un velo negro y tupido tapando su tristre rostro. (Era demasiada la verguenza de no ser amada, de no tener hijos y de haber sido tantas veces rechazada). Prosiguió su transitar en medio de esa tierra árida y seca. Aunque pienso que la mayor sequía estaba estacionada en su alma.
No habría prisa por llegar. A fin de cuentas: ¿ Quién la esperaba? Pero, llegando al pozo se percató con extrañeza que alguien estaba sentado: ¡ Cómo esperándo ! ¿Esperando a quién ?
A ella no le quedó más remedio que acercarse hacia donde estaba aquél extraño. Porque la necesidad era real: llegó al pozo por agua. No podía virar y regresar sin ella. Al ver al que no sabía que era El «Cristhos», el Mesías (por ellos también esperado), tal vez pensó: «Tanto lugar para poder guarecerse o sentarse a descansar y este señor decide sentarse justo aquí y a esta hora. ¡ Que mala suerte la mía! » . Peor sería su disgusto al darse cuenta que además de ser un viajero inoportuno, para colmo de males: ¡ También era judío !
Entonces, su pelea mental es interrumpida cuando este hombre le dice: «Dame de beber». ¿ Te imaginas la cara de asombro e incredulidad de Photine, cuando Jesús; sin ninguna verguenza o disgusto, le hizo tal petición (Juan 4:7) ? Tendría que haber sido muy grande su sorpresa, ya que ese varón desconocido había roto todos los esquemas y estatutos como hombre judío practicante: ¡ Y ella lo sabía muy bien !
Me refiero a :
- pasar por y/o asentarse en Samaria
- estar a solas con una mujer
- hablar con ésta en público
- entrar en contacto con ella por ser samaritana
- pedirle de beber.
- estar dispuesto a usar la vasija o vaso de ella.
Debido a todo lo antes mencionado es que ella con cierto recelo le pregunta:» ¿Cómo tú, siendo judío me pides a mí de beber que soy samaritana? No tienes con que sacar el agua.. » (Juan 4:9-11). Tal vez llegaron a su mente pensamientos de desconfianza por el hecho de ser una dama sola (en un lugar un poco apartado de la villa), frente a un individuo desconocido y sin compañía. .. ¿ «Cuál sería su intención ulterior? ¿ Realmente querrá sólo agua ? En mi estado actual, no es normal que los varones se me acerquen con buena intención» .
Photine pudo haber huído, pero no huyó. Pudo haber cedido a sus prejuicios, experiencias y recuerdos pasados. A sus propias opiniones y teorias fallidas. Pero no cedió. Prefirió ser amable y confiar en ese desconocido peregrino (que sin humillarla, por su condición de mujer samaritana y » de cierta reputación»), que le reveló las profundas desiluciones, tristezas, miedos, teoremas y esperanza perdida de su quebrantado corazón. Pero además de eso, le ofreció una nueva vida, un nuevo destino.
Ella reconoció su cita de destino, y que la misma tendria que ver con eternidad !!!!
Este día, esta tarde o noche……. no sé cómo, cuándo y/o dónde leerás este artículo. Tampoco tengo idea de tu pasado o tu situación actual. Sólo sé con toda certeza, que el mismo Hombre Judío – Jesús de Nazaret , quien fue al encuentro con Photine (encuentro vital), está dispuesto y disponible a encontrarse contigo. No le importará tu condición, tu reputación, tu «curriculum vitae», tus errores, tus pecados, fallas, fracasos, limitaciones y si como Photine, eres » de cierta reputación «. No le importará, de la manera que le importa al mundo. Él no te mira como te pueden mirar o te han mirado los(as) demás. Él no te señalará con desprecio, porque a Sus ojos (desde tu gestación en el vientre de tu madre), fuíste de gran estima. ¡ Su Padre te formó ! (Salmo 139). Él tiene un plan mejor y mayor para tu vida. La Palabra dice en Jeremías 29:11 lo siguiente: «Porque Yo sé los planes que tengo para vosotros -declara El Señor- planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza» (versión Biblia Las Américas, 2000).
Él ya se encaminó hacia ese camino que sueles transitar todos los días, como si no hubiese futuro y esperanza…… Le es necesario pasar por tú camino, así como » le fue necesario pasar por Samaria. ¡ TÚ estás en SU agenda ! ¡ Él te estará esperando !
» He aquí, que Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno(a) oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él (ella) y cenaré con él (ella) y él (ella) conmigo». Apocalípsis 3: 20 RV (énfasis añadido).
Vi,
Precioso. Dios bendiga tu talento para escribir.
Me gustaMe gusta