Todo tiene su tiempo, Todo lo que se quiere debajo de los cielos tiene su hora.  Lo que es, ya ha sido, y lo que será,  ya fue.... Eclesiástes 3:1 y 15 (Biblia Textual – énfasis añadido).

Como te decía en el escrito anterior a éste:  La Plenitud del Tiempo – I , el año pasado fue uno muy fuerte de sobrellevar. Fueron muchas las situaciones que tuvimos que enfrentar en distintos frentes de batalla. No bien terminábamos de resolver una cuando se suscitaba otra. Fueron días  en los cuáles  me identifiqué con Job, el protagonista del libro de la Biblia que lleva su nombre.  Pude entender los diálogos  tan angustiosos de él con Dios, pues  «acá entre nos», te tengo que confesar que tuve mucho de éstos con  mi Padre Celestial. Este  libro es uno de mis favoritos, porque aunque es uno muy denso; por todo lo que se describe,  en él puedo ver la fragilidad humana, lo efímera que es la vida y la Soberanía  de Dios -YHVH ante cualquiler evento  o circunstancia.

 «Life it’s tough»!!

Job también me habla de «la noche oscura del alma», cuando la vida nos sorprende con eventos inesperados, a veces inmerecidos que no podemos entender ni resolver con nuestras propias fuerzas y recursos. Momentos que nuestra sabiduría se vuelve estupidez, y nuestra  fé se tambalea. Nadie está excento de padecerlos. No importa cuán buenas sean tus o mis obras sobre la tierra de los vivientes, en algún momento de nuestra vida, las malas noticias nos llegan a la puerta «en un de repente».

Ante esa eventualidad, el Espíritu  Santo  nos confronta con estas preguntas: ¿ Sobre que fundamento has construído  tu casa, la habitación de tu alma?   ¿ A qué Dios le sirves? ¿ Cuánto  le conoces ? ¿ Cuánto y hasta dónde le crées ?  y/o  ¿ Cuánto le amas?….

Job también tuvo que ser enfrentado con estas interrogantes. En medio de sus enormes pérdidas tuvo que aceptar que él no conocía a YHVH. Que no podía entender al Dios que servía y del cual hablaba tanto. Aún cuando era considerado un hombre muy sabio; al que acudían en busca de consejo, su mente chiquita no podía descifrar el porque de los acontecimientos que le advinieron sorpresivamente. No encontró respuestas, porque no podía entender los inescrutables designios de «YHVH -‘El – Shadday». Entonces, surgió lo inevitable: ¡ Un encontronazo «cuerpo a cuerpo» entre su Dios, sus paradigmas y su Fé !

Cuando el alma cuestiona a Dios……

En situaciones como las que enfrentó Job,  es válida  la siguiente pregunta ¿ No era él acaso un hombre justo?  Eso lo indica la misma historia en sus primeras oraciones: «Había un varón en la tierra de Uz  que se llamaba Job. Él  era un varón  íntegro  y justo, reverente ante Dios y apartado del mal» (Job 1:1. Biblia Peshitta). Ante ese escenario, no debería de sorprendernos sus  quejas  ante todos los pesares que sufrió. Pesares que a todo (a) aquél(lla) que se tope con la lectura le serán  incomprensibles, porque no se amolda a la imágen que tenemos de lo que debería ser «la justicia de Dios».

Lo mismo (y aún más), le pregunté a mi Padre Bueno Dios-YHVH. Lo que nos estaba sucediendo  se salía de mis esquemas  mentales en cuanto a lo que se supone le suceda (o no le suceda), a un (a) sierva de Dios. Variados fueron  mis cuestionamientos…. ¿ O debo decir: recriminaciones ? . Preguntas tales como ¿Señor, acaso no te sirvo? ¿ Es esto justo?, fueron la orden del día. Pensamientos como:» Desde que hice Pacto Contigo, no he mirado ni he vuelto atrás  a buscar cebollas en Egipto. He dejado todo por seguirte.  He hecho lo que tu me has pedido. He dejado mis sueños  por los tuyos. He sido sensible a las enseñanzas de tu Espíritu. Estoy siendo obediente a tu voz. He peleado tus guerras … ¡ No entiendo porque  has permitido todo esto ! »  Mi alma gritaba y mi corazón desfallecía.   Dolor inmenso, indescriptible. ¡ Frustración y  coraje con Dios !

Cómo lo hizo con Job, Mi Padre decidió posar Su Mano Fuerte sobre Mí. Y pasó lo que nunca pensé me pasaría: Tocó a mi puerta una señora llamada «doña» crisis de fé.

Crisis de Fé

Para entender el concepto en su totalidad, tenemos que definir las palabras que nos ocupan: crisis y fé

  • Crisis- (1) «Una crisis  es un estado temporal de trastorno y desorganización,  caracterizado principalmente por una incapacidad del individuo para manejar situaciones particulares utilizando  métodos  acostumbrados  para la solución de problemas. (2) la incapacidad  del individuo y «su mapa cognoscitivo» para manejar situaciones nuevas y dramáticas» (Caplan, 1964; Taplin, 1971 en psicologiauce.blogspot.com).
  • Fé-  es la creencia y esperanza personal en la existencia  de  un  ser superior, que generalmente implica el seguimiento de un conjunto  de  principios  religiosos,  de normas de comportamiento social e individual y una determinada actitud vital, puesto que la persona considera esa creencia como un aspecto importante o esencial de su vida» (Google).

Entonces, ¿ Qué  significado  comprensible puedo darte para el concepto «Crisis de Fé» ? Pues podríamos  decir que: es un estado mental que surge ante situaciones inesperadas y como consecuencia de percibir que los recursos espirituales a los cuales tenemos acceso (ya sea la oración, leer la Biblia, ir a la iglesia), ya no son suficientes. Ésto,  nos conduce a concluír que nuestras creencias de Fé no cumplen su propósito.

Nuestro esquema mental pre -supone que  por el simple hecho de profesar y cumplir con nuestra Fé, deberíamos de estar excentos de sufrir o padecer cierto tipo de experiencias o eventos.  Creamos una concepción de Dios y de su Voluntad, de acuerdo a nuestras expectativas. Por eso, cuando éstos tocan a nuestra puerta, y YHVH no nos concede la solución  o respuesta que esperamos, confrontamos o podríamos confrontar una Crisis  de  Fé. En medio de estas circunstancias, se nos retuerce el alma y nos cuestionamos lo mismo que comentó Job: » ¿ Por qué ‘El- Shadday se reserva sus sazónes ? ¿ Por qué quienes lo conocen, no pueden vislumbrar sus días ? » (Job 24:1- Biblia Textual).

¡ Desenmascarada!

Bien lo dijo Job :» Sus sazones». …. Él utiliza los eventos de nuestra vida para seguir afinando su gran receta. Su plato especial. Su plato estrella. Eso somos nosotros en su mano: ¡ Su gran obra maestra ! Por tanto, tienen que ser SUS sazones. No las nuestras. El es el dueño de la receta.  Solo Él conoce los ingredientes necesarios en la cantidad exacta para que el platillo que está preparando quede como Él desea. El sabe los niveles de cocción  que cada confección  necesita. (Ese es el papel de las pruebas en nuestra vida). Para los(as) grandes Chef de Cocina TODOS los platos son especiales. Todos los procesos son sumamente cuidados. Los ingredientes y condimentos son seleccionados con atención por ellos (as) mismos.  Cada plato lleva su sello de expertise. Cada uno representa SU nombre y SU prestigio. Su reputación  está en juego.

Entre los ingredientes siempre habrá alguno que tenga que ser pelado, limpiado y machacado para que se descubra su sabor y deje salir su extracto. Ese extracto es sumamente importante y necesario a la hora de preparar una comida o alimento. Uno de éstos, es nuestro corazón. Es como un ajo al que hay que pelar, quitarle las máscaras que le vamos poniendo como mecanismos de defensa para enfrentar la vida y sus sinsabores. ¿Sabías  que para que el ajo no nos cause malestar estomacal, se debe cortar por la mitad y arrancarle el pedazo de raíz o «tripita» que le conectaba a la planta de orígen? Esa raíz es la que no nos deja digerir  bien ese fruto y no permite que nos sea de utilidad y sanidad a nuestro cuerpo. Pués, así es nuestro órgano vital; si no arrancamos raíces de resentimiento,  miedos, amarguras, recuerdos del pasado, arrastres generacionales, etc., no dejará  que la Palabra de Dios se haga rema y sea vida para nuestra alma, mente y espíritu.  Para que nuestro corazón cumpla y nos deje cumplir con el propósito para el cuál fuimos creadas (os), éste  tiene que ser pelado, abierto por la mitad para llegar a la raíz » tóxica» y ser machado  para que dé su aceite y sabor. ¡ El que busca nuestro Chef Maestro !

Por esto son las intervenciones de Dios (a veces radicales e imcomprensibles), con nosotros. Para desenmascarar aquello que tenemos escondido en nuestras almas, incluyendo las erradas conclusiones y conjeturas  sobre Él. Esos momentos son los más adecuados para que nos conozcamos a nosotros mismos y lo conozcamos a Él,  como Él  quiere ser conocido. Entonces como a Job,  nos mete en Su torbellino (Job: capítulos 38 al 42), y » vira nuestra vida al revés»….

Conocimiento=Confianza=Reposo

Una vez hecho el exámen, prosigue el diagnóstico. En medio de mi crisis de Fé, descubrí varias cosas que el Espíritu  Santo me fue develando: (1) los ídolos de mi alma (2) todo razonamiento humano que se interponía a  las verdades de la fidelidad de Dios y del verdadero conocimiento de SU carácter. Dios quería revelárseme de una manera a la cual no estaba acostumbrada. Él como Chef Maestro sabía cuales eran los toques especiales y necesarios para hacer de mí : un platillo selecto.

Todo diagnóstico de salud debe ser acompañado de un tratamiento. Un(a) médico bueno(a) y responsable eso es lo que haría. La meta es sanar al (a la) paciente. El Espíritu Santo no es la excepción. Él, doctor de almas por excelencia no deja cosa alguna inconclusa. La receta incluía altas dosis de tiempos de soledad leyendo la Biblia.  Era un asunto entre Dios y yo. Mi pelea era personal.  Orar en busca de respuestas era el antibiótico  necesario para mi recién intervenido corazón. Orar, llorar y más orar…..

Entonces, la noche oscura de mi alma se topó con Su amanecer. Mi verdad fue sustituida por Su verdad. Comencé a ver y a gozar de la cualidad más hermosa de mi Dios: la de Padre. Esta palabra se hizo rhema en mí como nunca antes. Entendí «en espíritu y en verdad que en mi «Abba»: » no hay sombra de variación»  (Santiago 1:17),  porque ser fiel es parte de Su esencia. Aprendí a confiar y a descansar en Su regazo como una hija. En medio de mi llanto hice «sacrificio de alabanza». Adoré y dancé porque creí. Como dice en uno de sus Salmos: «Creí  por tanto hablé».  Pero hubo una verdad que se hizo palabra «zoe»  o viva en mi corazón recién intervenido; en esa es la cuál aún descansa y descansará mi alma: Mi Padre Justo, Fiel y Verdadero cumplirá todo lo que me ha prometido en : ¡ La Plenitud del Tiempo ! Ni antes…..ni después.  Así lo demuestra claramente Su Palabra escrita. En el Antiguo y Nuevo Pacto hay VASTA evidencia de ello. Sólo nuestro Adón (Señor), conoce los sazones y las estaciones de nuestras vidas y las de nuestros seres amados.  Su santa y veraz Palabra dice en Eclesiastés 3: 11 y 14  lo siguiente: (11) «Todo lo hizo hermoso en Su tiempo » (14) » He entendido que todo lo que hace Ha-‘Elohim es perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello disminuirá «. (B. Textual-énfasis  añadido).

Todo vendrá a cumplimiento porque a fin de cuentas…..Su reputación está incluida en este asunto.

Por tanto, esa es ahora mi consigna ante toda artimaña  de  satanás y sus secuaces: Mi Dios-Padre  (Abba), cumplirá su propósito en mí y en los (as) míos sin dilación  en: « La Plenitud de Su Tiempo».  ¡ Que ésta también  sea la consigna que aliente y tibie tus días ! Esa es mi petición  a tu favor, en el dulce nombre de Jesucristo. Amén

« He aquí,  llamamos bienaventurados a los que se mantuvieron firmes. Oísteis de la paciencia de Job, y visteis el propósito que tenía el Señor, porque  el Señor es muy compasivo y misericordioso» (Jacobo/Santiago 4:11-Biblia Textual). ¡ Aleluh-Yah !

 

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