«Yo quise ser como los hombres quisiesen que yo fuese: un intento de vida; un escondite con mi ser. Pero yo estaba hecha de presentes, y mis pies planos sobre la tierra promisora no resistían caminar hacia atrás, y seguían adelante, adelante, burlando las cenizas para alcanzar el beso de los senderos nuevos». Julia de Burgos

Ésta, es la primera estrofa de uno de mis poemas (por siempre) favoritos. Me tropecé con él en los primeros meses de mi segundo año como estudiante universitaria de Bachillerato en Comunicación Pública. En ese tiempo fue muy significativo, porque yo, al igual que la autora, estaba en busca de una definición de mi ser como persona. Era una joven adulta que además intentaba decidir que ruta de vida seguir.

Cualquier persona que lea el poema podrá darse cuenta de las posibles batallas que ella tuvo que enfrentar.  Nació en el año 1914. Creció y se desarrolló como mujer entre 1934 – 1940, en medio de una sociedad en la que recién comenzaron las damas a ejercer su derecho al voto. Pero no era como bien dice el dicho: «voz y voto». La gran parte de las voces femeninas eran silentes. Muy pocas se arriesgaban a hablar y muy pocos las escuchaban. Las menos se atrevían; como los salmones, ir en contra de la corriente.Julia Constancia Burgos García fue una de ellas.

En ese momento en la historia era imperativo para las damas el ajustarse a todo lo requerido. Cada una de ellas tenía que acomodarse al molde pre fabricado. Uno rígido, duro,  pesado y sobretodo ¡irrompible! Una sola fábrica. Un solo estilo. Solo así se podía vertir la receta secretamente guardada de generación en generación. Ésta, era transmitida de la tatarabuela, a la bisabuela, a la abuela, a la madre, a la hija, a la nieta….Los ingredientes eran celosamente seleccionados. Las cantidades debían ser medidas con toda precisión. Nada podía faltar. Nada podía sobrar.

No podian faltar las cinco tazas de obediencia, cuatro tazas (bien cernidas) de sumisión, tres de tolerancia, dos de fortaleza (para parir hijos varones sanos), una de educación vocacional (con énfasis en economía del hogar),tres cuartas partes taza de delicadeza («charm and poise»), media taza de alegría (necesario mantener la sonrisa en público), un cuarto taza de entusiasmo (los muchos deberes en el hogar, lo demandaban), dos cucharadas de creatividad (posiblemente para bordar los pañales), una cucharadita de picardía (poca, ser sensual no era decente) y una pizca de asertividad (para cambiar los cojines de lugar en el sofa).

El tener todas esas deseables y admiradas características, te harían la chica más codiciable del escaparate. Te aseguraría «un buen matrimonio». No te quedarías (como decían las abuelas), «para vestir santos».  Te casarías con algún «buen partido que te pudiera mantener».  Galardón muy preciado.

Esa parecía una buena ruta a seguir. Buen camino para andar. Caminos seguros, ya andados. Pero, también habían otros caminos. Aquellos no construídos aún, pero, que esperaban ser transitados. Caminos nuevos e inciertos. Caminos desesperados por ser descubiertos.

Hay momentos en la vida, que como ella (como todas), hemos estado ante una o varias encrucijadas. Cruce de caminos.  Curvas inesperadas. Niebla. Precipicios oscuros. Puentes rotos. Calles sin salida. Rutas insospechadas….

Nos gusta caminar por lugares conocidos. Y  aquellos en los cuáles de noche, nos alumbra un gran foco de luz. Nos aterran los senderos que no conocemos. Tanto así, que a veces nos paralizamos. Nos quedamos paradas en medio del cambio de luces….. como en el limbo. Y de momento alguien te toca un bocinazo y te grita malhumorado (a): ¡Sigue!….. entonces, hay que decidir. Hay que accionar. Hay que movilizarse.

Si estoy ante un cruce de caminos: ¿Qué camino elijo?, ¿El más corto o el más largo?,  ¿El que parece derecho o el más sinuoso?,  ¿Me llevarán ambos en la misma dirección o me llevarán a destinos diferentes?

Curvas inesperadas: ¿Desacelero?, ¿Mantengo la velocidad o acelero mi marcha? Niebla: ¿Me detengo o continúo sin ver nada?…..  Precipicios oscuros, puentes rotos….Ésto, ¿detendrá mi marcha? Calles sin salida: retomo mi camino de vuelta…..

¿Me muevo hacia adelante?, ¿Me paralizo?,  ¿Desisto?,  ¿Me rindo?,  ¿Sigo las viejas y seguras rutas?  ¿Deconstruyo?  ¿Construyo un camino nuevo?….

Sí, mejor deconstruyo. Me formo una nueva ruta. Rompo el molde. Dejo atrás los caminos viejos. Los que ya no me sirven. ! Voy hacia lo nuevo!

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